UNA
PUBLICACIÓN SOLO PARA MÚSICOS, PERO TAMBIÉN PARA UBICAR A ALGUNOS DESUBICADOS
UNA PUBLICACIÓN SOLO PARA MÚSICOS, PERO TAMBIÉN PARA UBICAR A ALGUNOS DESUBICADOS
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Rafo Arbulú, en un alto a su actividad en Facebook |
Yo soy
de esos crápulas moderados del Facebook que, ni bien comienzan a cantar los
pajaritos a las 5 de la mañana, ya estoy prendiendo mi PC y dando rienda suelta
a las publicaciones y las charlas matinales. Al Twitter (pronúnciese “tuirer”,
por favor) nunca le encontré ningún sentido y francamente jamás terminó de
interesarme. Por eso, vaya mi agradecimiento más abusivo y total, a Mark
Zuckerberg, a Eduardo Saverin, Chris Hughes y todos los demás
nertzásos que hicieron posible esta maravillosa red de nuestros vicios.
En
Facebook solemos encontrar información de último momento, chácharas de terceros
y anuncios graciosos. Muy aparte de
aquellos usuarios que suelen subir fotos de sus desayunos o fuentes de ceviche,
o de insufribles monotemáticos que cada mañana a las 7.35 am en punto, suben
alguna foto suya con la leyenda “aquí yo, entrando a mi trabajo”, fuera de todo
eso, el Facebook es el campo ideal para algunas de las más buenas
conversaciones en que haya participado.
En mi
caso, suelo estar pendiente de los post que salgan en Muros muy puntuales. Por
ejemplo hubo uno que, la verdad, estoy pensando ponerle marco. Y fue lo que
publicó el productor musical Rafo Arbulú, conocido por sus trabajos con bandas
de rock como Cementerio Club y el cantor Gianmarco, ganador de muchos premios y
un tipo francamente fenomenal.

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Andy Summers, a punto de llamar a la policía |
Y aquí
vino el combate. Resulta que, si bien el autor de la canción es 100% Sting
(según la Ley y
según la lógica más elemental en la música), aquella guitarrita de
introducción, es obra de Andrew James "Andy" Summers, el guitarrista
de la banda, quien, al enterarse de esta nueva re-edición y de toda la nueva
carga de millardos que estaba generando, y sumado esto a la mala onda que se
tiene con su ex compañero en La
Policía , pues salió a desatar una pataleta de padre y señor
mío, reclamando un porcentaje de esas regalías generadas por el rapero, y se puso a
llorar ante la prensa, ante la
Reina de Inglaterra y, si lo apuraban un poco, hubiera bajado
hasta el programa “Amor Amor Amor”, contándole todas sus penas al buen
Peluchín. Y como “una pena entre dos es menos atroz”, el flacuchento de Stewart
Copeland (el baterista) también entraría en la ofuscación pública, puesto que, al
parecer, a ninguno de los dos ex policías les va muy bien por la vida, y
quieren agenciarse alguito extra a costa del éxito de otros. Una historia no
muy nueva por estos lares.
George Martin, explicándoles a los melenudos de Liverpool, que un Do disonante en cuarta disminuida, puede enlazar perfecto con un Re séptima con bajo en Fa. Un capo el llamado "quinto beatle" |
Pues bien, todos los que estamos en música sabemos que una canción está compuesta por letra y su respectiva línea melódica (yo le agregaría: estructura). Lo demás es puro cuento. Si uno quiere registrar una canción en (Dios me libre!) Apdayc, basta con llevar la letra de tu ocurrencia y la partitura con la línea melódica de la misma. Eso es suficiente. Basta con que vayas a INDECOPI con un demo, donde tú solito ejecutes tu canción, con solo guitarra y voz, e incluso tu sola voz a capella, pero siguiendo una línea melódica definida, y listo, ya registraste la canción como tuya. Todo lo que luego pueda sonar alrededor (armonías, arreglos orquestales, redobles de tambor, incidentales fortuitos, un solo de guitarra, alguna lindeza del oboe o coros angelicales), carece de importancia a la hora de hacer las cuentas. Si no fuera así, muchas de las canciones de los Beatles, estarían firmadas como Lennon, McCartney y Martin, y no como el clásico Lennon y McCartney, puesto que George Martin no solo fue un productor que hizo y deshizo algunas de las más grandes obras del grupo de Liverpool, sino que realizó maravillas en el plano de los arreglos orquestales y agregados sonoros que, incluso, han quedado en nuestras retinas auditivas, tanto y a veces hasta más que las mismas canciones de los Beatles. (Tarareen algunas del Revolver, del Sargento o del Magical Mystery Tour, y se toparán con alguna genialidad del buen George).
Lo otro
es cuando se llega a algún acuerdo con el o los arreglistas, y establecen que
todo podría ir a partes iguales o en porcentajes menores. Pero mientras esto no suceda y no esté en un papel, no corre, y el autor será el que la Ley y las convenciones tradicionales de la música, lo determinen. Porque el gran error
en que suelen caer algunos neófitos en esto de la música y sus derechos
autorales, es creer que porque uno forma parte de la banda o porque tocó la
tuba en alguna canción ajena, es suficiente para ser considerado como “autor”,
o al menos como “co-autor”, o al menos “denme un porcentaje de lo que sea, por
favor!!”… Un jocoso desfase mental que suele acarrear algunas risas, a la hora
que lleves estas desopilantes pretensiones a algún abogado especialista en
autorías, con el fin de plantear algún inadecuado reclamo.
Y el
post de Arbulú fue genial en ese sentido. Entraron a dar su opinión y sus
veredictos, gentes de todas las esferas del Derecho Autoral, abogados, músicos
profesionales, gente de (Dios nos libre!) Apdayc, etc, etc, dando cátedra
suprema ante estas tramas que se pueden tornar peliagudas cuando no se sabe muy
bien de cómo son las cosas en realidad.
Y bueno,
con respecto a "Every Breath You Take", la cosa quedó como tenía que
quedar: con Sting como único y solitario recaudador de las regalías y sus
beneficios correspondientes, y con sus compañeros llorando en un escondrijo,
sin ningún afán por volver a reformar el trío original, pero muy motivados en llamar a la Policía.