El año 83 arrancó un sábado. Agoreros
de ropas evangélicas, decían que iba a ser un mal año, puesto que iniciaba labores
mientras Dios estaba descansando. Algunos católicos-trinitarios, les enmendaban la plana diciendo que el día de descanso era el domingo, y que, al contrario, estaban iniciando el año de la mano
de un Dios vigoroso, sonriente y sosegado.
En aquellos días, con mi hermano
Kimba, visitábamos a cuanto sujeto quiera hacer una banda de rock and roll. Y
nos importaba poco si el filarmónico era un ateo, un judío errante o un Testigo
de Jehová. A veces el Kimba iba en plan de baterista y en otras, como segunda
guitarra. Yo persistía en mis canciones a lo Bruce Springsteen, intentado copiar el vibrato de gente como Fernando
Ubiergo o Salvatore Adamo. Desde inicio de los 80’s ya
escribía sobre mí mismo, en primerísima persona, con la desesperada resolución
de mostrar mi personal locura, sin medir reticencias ante aflicciones y complejos.

Al rato, el Kimba y yo nos
enfundamos las guitarras y comenzamos a tocar “Al Barrio Miásmico” y luego “El Sueño de las Moles de Concreto”,
canciones que luego saldrían en una maqueta llamada “Unidad Vecinal # 3-1981”.
Pero la intención no avanzó mucho. El rostro destemplado de Eddy lo decía todo.
El pobre había sido muy mal informado y esperaba encontrar a unos desarrapados
punks, y no estos hijos de los 70’s, con letras en castellano y climas urbanos.
Aunque mostró un poco de entusiasmo con “Triángulo de Blocks”, una canción
larga e intensa, aunque lenta. De todas formas, lo último que nos dijo, fue:
“Yo pensé que Uds. eran punks”. Y nos despedimos. No lo volvería a ver en
muchísimos años.
A inicios del 2011, al amigo Eddy me lo encuentro en
un paradero de la Av. Del Ejército, en Miraflores. Me saluda. No lo reconocí.
Tuvo que identificarse y estallé en júbilo. Nos abrazamos y conversamos un
corto momento. Le di mi teléfono y quedamos en vernos algún día. Ya no se pudo.
El 13 de Mayo de ese año, es hallado muerto en su casa, tendido en el suelo y
con rastros de sangre escarbando su nariz… Parece que es verdad eso que dicen que, antes de
partir, la gente va por el mundo despidiéndose.
Pero lo más horrible fue ver cómo la prensa tomó la noticia. Fue encabezado de algunos tabloides, pero no por ser quien fue, sino por ser vecino de un famoso conductor de programas de farándula, desencadenando titulares como "Misteriosa muerte en edificio de Peluchín", "Hallan muerto a vecino de Peluchín", y así por el estilo...
Tenía 49 años.
(Daniel F)