"El Milagro de la Nieve "
- Masolino Da Panicale (1383-1440) otra de las “pruebas” sobre la
presencia de platillos voladores en la antigüedad… Si te acercas bien, son solo nubes.
Antes que entren los fundamentalistas
de la sinrazón y me ataquen con insultos en lengua Klingon, me adelanto: Yo SI creo en platillos
voladores, en sociedades de otros mundos, fantasmas, Pie Grande, viajeros en el
tiempo, el Yeti, el Mounstro del Lago Ness, Casas Encantadas, Criptozoologías, los Duendes, Los Pitufos, Papa
Noel, Popeye y la rana René. Pero también os digo: no creo en aquellos que
tratan de endilgarnos todos estos sucesos misteriosos, barnizándolos con el
acostumbrado tonelaje de sensacionalismo, teorías conspirativas y ganas de jodernos
la vida con Apocalipsis adelantados. No hay que creer todo al 100%, pues siempre hay que
reservar un pequeño dormitorio para que descansen algunas de nuestras dudas y
podamos caminar con nuestros propios y modestos cálculos. No es bueno que creas
todo lo que sale en Internet, hermanito.
En la secundaria, ya que mi vicio era NO entrar a
clases, solía estar metido en la
Biblioteca del colegio (GUE Hipólito Unanue, Mirones, Perú). Me encantaba leer y re-leer todos esos textos de historia, literatura y
arte. Y me volví todo un entusiasta en pintura Medieval. Y como también me
gustaban todos esos rollos sobre visitantes de otros mundos y misterios
ancestrales, pues el complemento de una buena información me libraba de tener
que creer a pie juntillas, todo lo que los teóricos de los visitantes de otros planetas nos querían (quieren) plantar.

El problema en este asunto, es que, como en casi todo
donde la ignorancia manda, el hecho de no estar bien informados, reduce nuestra
capacidad para tan siquiera preguntarnos si lo que nos dicen estos tíos con
cara de sabios, será cierto o no. Pero en esto de las pinturas, sin que seas
muy docto en arte gótico, lo principal, al menos, es ir a la fuente misma,
mirar lo más cerca que puedas la obra pictórica o (si no puedes ir hasta Italia
o a la ex-Yugoslavia) conseguirte en Internet la imagen de las mismas, con la mayor
resolución posible, y te darás cuenta del truco. Y te vas a desilusionar. Porque te darás cuenta que lo que te dicen que parece un platillo volador o naves
nodriza llegados de otros mundos, son solo nubes o representaciones
centellantes, con su presencia de serafines y angelitos, más no de enturbiados
turistas de alguna lejana constelación en busca de conquistar la Tierra... (¿Para qué
querrían estos seres ‘conquistar’ un pequeño planeta habitado por tanto loco?).
Para no aburrirlos mucho, solo me limitaré a un par
de pinturas, que son las más citadas por los teóricos en la tele o en los
desopilantes documentales que vemos en History Channel.
En 1964,
el estudiante de arte Alexander Paunovitch, se detuvo ante esta pintura en el
monasterio Visoki Dečani (en la antigua Yugoslavia),
donde se
ve un Cristo crucificado. Y se quedó absorto con lo que sus ojos (y sobre todo
su imaginación) le estaban presentando: eran dos objetos flanqueando la cruz,
que “indudablemente” eran "un par de naves espaciales con sus pilotos" surcando
el firmamento…

A ver, viéndolo bien,
si nos acercamos un poquito, el de la izquierda es más como la representación
de un Sol, fulgurante y rojizo, y el de la derecha es, sin discusión, una Luna
en su cuarto de turno, con el agregado de unos brillos y resplandores… ¿Será?
Pues, claro que sí. Porque en la Edad Media ,
una de las formas de representar el último martirio de Jesús, era colocarlo
entre el Sol y la Luna ,
una fórmula pictórica que prevaleció hasta el siglo XV. Graficar los astros en
cuestión, con rostros o con cuerpos, también era una constante en el arte
Renacentista. Sino vean las siguientes obras que datan de aquellos mismos
tiempos.
Y esto se ha repetido cientos de veces, no solo en cuadros, sino también en grabados, murales y miniaturas, todas al alcance de los curiosos vía Internet, vía que, al parecer, los actuales "especialistas en ovnis" se resisten googlear.

Esta es la "Exaltación de la Eucaristía ", de Ventura Salimbeni, de 1600, otro cuadro que despertó el entusiasmo de los marcianos locales, porque en él se ve, “indiscutiblemente” un satélite ruso. El pariente más cercano que tendría este “extraño” objeto sería el histórico Sputnik 1, el primer satélite lanzado por el hombre gracias a la Unión Soviética , el 4 de octubre de 1957. Según los cazadores de pruebas alienígenas, lo que se ve en este cuadro, es una pieza metálica brillante, esférica, con dos antenas bien agarradas por Dios y por Jesús… ¡Más irrefutable, imposible!
Igual, ese enorme balón, es la clásica representación que se le daba a nuestra
querida Tierra en esos días, un mundo con los continentes en desorden, “un mundo en los
principios de la creación”. Dentro de su superficie, se ve algo parecido a una
T, pero invertida, que es una simbología que representa al planeta Tierra.
Eso que parecen antenas o varillas de
direccionalidad, son Cetros, bastones celestiales en las manos de los Divinos,
donde, nuevamente, si uno se acerca mucho mucho mucho, podrás darte cuenta que
en su punta superior, hay una diminuta cruz. Y todos estos íconos y elementos,
como en la anterior obra, también se repiten en cuadros de la época.

MORALEJA: Pensar sigue siendo subversivo, amigos.
La búsqueda de información, será la eterna búsqueda de la verdad. Ya lo dijo Confucio:
“Pensar sin aprender, es esfuerzo perdido… Aprender sin pensar, es peligroso”.