El lunes 23 de Febrero del 2016, se dio la
presentación oficial del libro de Cucho Peñaloza titulado "En el Camino de
los Demonios", un texto sobre los viajes de los Rolling Stones al Perú. La
cita fue en La Noche de Barranco. Yo tuve la suerte de ser uno de los
expositores y, como en cada estreno, al final se lanzó una ronda de consultas.
Y la mejor pregunta llegó de la voz de una pequeñita de 6 años, la hija menor
de Cucho, quien le preguntó a su papá: "¿Por qué te gustan tanto los Rolling
Stones?". Pregunta simple, llana, pero a la vez contundente y -quien sabe-
muy puntiaguda, pues podría haber invasiones a lo más íntimo de nuestro ser, a
lo más profundo de nuestros espectros emocionales. ¿Cómo poder explicar en qué
momento nuestro corazón encendió un colapso? ¿Cómo y por qué nace nuestro amor
por un equipo de fútbol, por un actor, por un libro, por una profesión, por un
cantante, por un político, por una banda de rock???....
En 1972 vi una foto de Iggy Pop en la revista Pelo,
en un artículo sobre una supuesta decadencia del rock. La foto cubría dos
páginas y mostraba a Iggy casi de cuerpo entero, zarandeando el pedestal del micrófono, desnudo
arriba y su cabello plateado... Fue instantáneo. Fue un flechazo directo a
todos mis sentidos. Jamás había escuchado a ese personaje, pero ya era su
hincha. Comencé a seguirlo, a leer sus entrevistas, a recortar las fotografías
de las revistas. Varios años después, lo escuché. Fue una tarde en la azotea de
mi edificio en el Cercado, en un programa llamado "Sólo Rock and Roll", conducido por Juan Enrique Krateil. Y todo lo que mi cabeza había elucubrado, se
hizo realidad. La música, su manera de cantar, su fuerza, era todo lo que yo
había imaginado y hasta mejor. Fue perfecto.
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Ni en mis más alocados sueños podría haber vislumbrado semejante cuadro. |
No soy creyente ni
Trinitario. Soy un ateo multiteista que lamenta que Lou Reed ya se haya ido, que
Marc Bolan nos haya abandonado, que la partida de Bowie me haya tomado tan
desprevenido, que el suicidio de Emerson me haya golpeado tanto, que todos los Ramones originales hayan partido... Así que, re-encontrarme
con Iggy Pop, 40 años después, fue como re-encontrarse con un (eterno y entrañable) amigo, un
amigo que evitó tantos de mis suicidios y que me sacó incontables veces de esos
fangos de la depresión adolescente. Un amigo que me enseñó que la música es más
que una serie de corcheas y semi fusas desperdigadas en un papelito... Un amigo que enseñó a no doblegarse y a sobrevivir aun cuando el mundo desee acabar contigo... Y que en mis
más festivos desquicios, jamás podría haber imaginado el encontrármelo así, cara
a cara, entre sonrisas y llantos, con un interminable y agradecido abrazo de
infinitas emociones, en una especie de reconciliación con la vida, con ese círculo tan delicado y quebradizo que en cualquier momento parece que se va a despedazar.
Un abrazo, mi querido IGGY POP, con todo el fervor de un agradecido fan. (Daniel F)
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Asfixiando a Iggy Pop en el Aeropuerto... |