Una nota como para NO estar orgullosos
Estuve viendo el último especial sobre
el rock peruano en Canal 7, vía el programa “Sucedió en el Perú”, donde la buena de Norma Martínez (soy su fan), que siempre se ha caracterizado por la rigurosidad y pulcritud en sus informes, esta vez, lamentablemente, fue vencida por la
emoción de verse envuelta entre los sonidos y los cantos seductores de toda una
generación de ruidosos, y terminó haciendo un blandengue capítulo que no colmó las
expectativas. Es más, terminó redundando en grandilocuencias y en los clásicos
Mitos (mentiras) que suelen rodear al rock peruano.
Se volvieron a decir cosas como que en los 60’s, “nuestra escena rockera
era la más grande de Sudamérica”, que “los
militares acabaron con el rock”, que “Velasco prohibió la edición de discos” o que
la banda Los Mads “hicieron giras con los
Rolling Stones” (¡!!)…. En fín, Mitos y Leyendas que uno ya los creía
enterrados y olvidados, pero que siguen intentando revivir a fuerza de malsanas
insistencias. Lo único que no se dijo (a menos que lo hayan dicho mientras yo contestaba
el teléfono) fue el ridículo mito de “el punk se inventó en el Perú”… No,
pueeesss…. Faltó rigurosidad y ser más despiadado
con nuestra (pobre) realidad... Disfrazar la historia no ayuda en nada ni al
presente ni al futuro. ¡¿Hasta cuando?!
Quiero cerrar este pequeñísimo comentario, re-trayendo algo que escribí para el capítulo introductorio de “Por las Olvidadas Raíces del Punk Rock”, quijotesco librito que desafió justamente a
esos monstruosos molinos de la mitología rockera nacional, así como a la patriotería más
idiota de los más idiotas.
CUANDO LA
SAGRADA BRÚJULA DE LA HISTORIA CAE EN MANOS DE ALGÚN PATRIÓTICO TROPEL
DE RACIOCINIO POLICONTUSO
Lo único cierto acá es que nuestro rock vernáculo, lamentablemente, por
muy bueno que haya sido, (por muy bueno que este sea), jamás figuró en ninguna
marquesina internacional con la misma fuerza, importancia o influencia, como sí lo han tenido algunos de nuestros vecinos. Todo esto de arrastrar absurdas
apetencias (como que el punk nació en el Perú), muy bien lo sabemos, no nos
corresponden pero ni por asomo. Así pues, tomar la paternidad de corrientes tan
fundamentales y ubicarlas geográficamente en un punto tan alejado de las
brújulas de la historia, ha resultado, ante el mundo, en un cuadro poco más que
patético.
Por eso, parafraseando a nuestro gran Vallejo, la madera de la paciencia
se va apolillando, tío, y no tengo más remedio que ir al encuentro de los
monstruos y recuperar un poco aquellas memorias que alguna entidad conspirativa
(¿otra más?) o algún patriótico tropel de patoteros de raciocinio policontuso,
a pretendido enterrar. Y lo pongo así, en blanco y negro, con más ánimo de
divertirme que de agarrarme a puñetazos con algún invisible calabaza lanzador
de bolas de nieve, pretendiendo que -tal y como cantaron alguna vez los Who- no
quieran tomarnos por tontos otra vez.
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De todas formas, sintonicen Canal 7 y busquen "Sucedió en el Perú", un extraordinario espacio que intenta hacer que el olvido deje de ser un perenne inquilino en este lindo país. |