lunes, 5 de marzo de 2018

DISCOS DE CHAMUSCADO PULMÓN Y HUESO



Entre bromas y drama, suelo contar que en los 70’s, conseguir discos de rock o revistas, era como dar largos paseos por la interminable vereda de la fatalidad. Pero en la Rusia de los 50’s (la Unión Soviética y sus satélites), el asunto adquiría ribetes de terror. Mientras que en algunos países latinoamericanos, escuchar o tener discos de Silvio Rodríguez o un libro de Marx, era penado con cárcel o algo peor, en la URSS, poseer discos de jazz o rock n roll era ir en contra de los dogmas y, por lo tanto, te enviaban a Siberia. Ante esto no faltaban aquellos discordantes que buscaban la censurada música en ocultos radios de onda corta o se pondrán a traficar con discos llegados de “los países imperialistas”; los muchachos se juntarán con otros disidentes y –a escondidas- escucharán a Benny Goodman o a los Platters.   

Pero hubo quienes fueron un poquito más allá y comenzaron a fabricar sus propios y muy personales discos con “música prohibida”. Y en lugar de usar vinilo virgen o discos de laca, usaban placas de rayos X, material que, si bien no daba un sonido extremadamente fino, era un poco más sencillo de conseguir, amén que aguantaba el proceso de “grabado”.



En el libro Back in the USSR: The True Story of Rock in Russia”  de 1987, Artemy Troitsky nos dice:  “Encontrabas radiografías con los pulmones, la médula espinal o fracturas de huesos, redondeadas con tijeras, con un agujero en el centro y los surcos apenas visibles (…) La calidad era horrible, pero el precio era bajo, un rublo o rublo y medio“.   

Así que, aunque nos parezca chiste, Elvis, Bill Haley o algún cantor de Jazz, sonaban mientras unos huesos o el chamuscado pulmón de un fumador del Volga, giraban de forma encubierta en alguna tornamesa moscovita.

Como dirían esos memes de la rana René: A veces lamento haber nacido en un país con un mercado discográfico totalmente infortunado. Luego veo los discos en placas de rayos X de los pobres ciudadanos rusos, y se me pasa. (Daniel F)