sábado, 4 de agosto de 2018

LA DIFERENCIA ENTRE UN ÚNICO GOL Y UN GOL ÚNICO



Habíamos planeado la jugada en muchas ocasiones. Mi compadre Willy se llevaría la pelota y con ella a medio equipo rival intentando quitársela, mientras yo –sigiloso- lo seguiría de cerca. Y cuando ya esté en posición de tiro, Willy dejaría “muerto” el balón en el camino y seguiría su carrera haciendo que todos piensen que él aún tiene la pelota, aprovechando –yo- para patear el esférico e hinchar las redes contrarias. 

Pero esto lo decíamos como una fantasía. Yo siempre jugaba de defensa central, y hacer un gol no estaba en mis apetencias. Y mi compadre Willy, rara vez participaba en alguno de los partidos que disputábamos los fines de semana con el equipo del barrio, el Club Deportivo Huracán.

Pero una mañana, todo coincidió. Willy formaría parte del equipo y, como habíamos imaginado cien veces en nuestros devaneos futbolísticos, logró desmarcarse de uno y dos rivales y se dirigió al arco de los Diablos Rojos, nuestro contendor de turno… “¡Danieelll!”, escuché que gritó, y corrí detrás de él. Y justo cuando mi compadre llega al borde del área contraria, deja el balón y –ante el desconcierto de los rivales- yo enfilo una patada tan furibunda, que la pelota se introdujo limpiamente en el arco rival, anta la angustiante estirada del “Pedro Picapiedra”, el portero de los Diablos. Fue un golazo. Y fue el único gol que hice en estos encuentros que se daban los fines de semana allá por los 60’s, en la Unidad Vecinal # 3. Pero, como diría mi compadre Willy (que hasta hoy lo sigo viendo): “esa es la diferencia entre un único gol y un gol único”.