viernes, 21 de marzo de 2014

EL CIUDADANO MÁS ANTIGUO DE LA FEOSFERA











Una necesaria segunda parte a este asunto de ser Feo o de ser Bonito

Con el escrito anterior (la de la superioridad completa y total de los hermosos por sobre nosotros los feos), se levantó una polvareda bastante grande, de unas dimensiones que no pensé que se iban a dar. Me escribieron de todos lados y me lanzaron tanto solidarios mensajes, como también una serie de recriminaciones y puyas, como que “la belleza está en el ojo del que mira”, que “lo importante es lo de adentro y no la cáscara”, que “los bonitos son calabaza”… en fin, opiniones de todo calibre y de toda anchura.  

mucho ojo con lo que digan...
Algunos amigos no entendieron que –al igual que casi todos los post de este humilde Blog- todas son experiencias personales que trato de compartirlas con el mejor de los ánimos, y sobre todo, tratando de reírme de mí mismo. Pues creo que la mejor manera de combatir el abatimiento que nos da una vanidad herida, es riéndonos de nosotros mismos (no nos queda otra). Pues cuando uno se ríe de sí mismo, no solo flotas en las aguas del rescate, sino que terminas exorcizando cualquier mezquindad que haya producido la naturaleza.

En los 70’s, empachado de la soledad y la poca suerte con las damas, decidí poner un aviso en un diario de esos hoy llamados “chicha”. Era uno de esos avisos donde uno busca novia, y da sus datos y sus galanuras. Pero como galanuras no tenía muchas (y como la sinceridad siempre fue mi bandera), tuve que poner la verdad:

Por supuesto, nadie me dio bola... una vez más


En los 90’s, entre la gente de producción del abominable programa de Laura Bozzo, se encontraba un amigo, que siempre que había un tema –digamos- que tenga alguna relación con mi actividad o con mi campo, me llamaba para ser Panelista. Pero siempre le respondía con negativas.


- Tío, va a haber un programa sobre Rock… “Rockeros vs. Salseros”
- Tío, va a haber un programa sobre Rock… “Rockeros vs. Criollos”
- Tío, va a haber un programa que tiene que ver con lo tuyo: “el satanismo en el rock”
- Tío, se viene un programa sobre Drogas… ¿Te apuntas?


Y a todas estas apetecibles propuestas, le decía que NO… Pues si voy a participar de un circo tan indecoroso como ese, al menos tendría que ser con un tema que me llame a discutir, un tema en el cual tenga un vínculo demasiado fuerte y profundo, como para poder agarrarme a golpes en pleno set de televisión. Y justo cuando al fin tocan un tema donde realmente me hubiera gustado participar, mi compadre NO me llama!! Y ese tema fue: “Los Feos”.



Y es que la fealdad existe. Pregúntenle a los miles de chicos (pre-adolescentes, adolescentes y post-adolescentes) que la padecen en sus colegios o en sus barrios. Pregúntenles a las chicas que tienen que esconderse de los ojos públicos. Y el problema es que muchos adultos no lo dimensionan en toda su crueldad, y se burlan de los sinsabores de sus hijos, incrementando con esta indiferencia, la inmedible tasa de infelicidad y de suicidios.   

Es cierto. No es importante. Pero ‘no es importante’ para nosotros que ya superamos esos infiernos. En mi caso, la única opción que me quedó fue intentar adaptarme al medio, mimetizarme de la mejor manera con la población “normal”, pero haciendo ciertos ajustes con relación a mi apariencia. Comencé a usar gorras, esas que tienen viseras, como para cubrir la mitad superior de mi rostro. Y en invierno esto lo complementaba usando gruesas bufandas, como para cubrir la parte inferior de mi desvencijada cara.

La delgadez extrema de mi cuerpo (que también era motivo de burla), la disimulaba usando muchas prendas a la vez. Usaba chompas de lana en pleno verano, y sobre esta escama de estambres, me ponía casacas, haciendo que mi cuerpo parezca ‘normal’. Luego cambiaría mi apellido a “F”, porque ponerme “Daniel Feo” hubiera sido demasiado obvio.

Y fue así como comencé a subir a un escenario. Y fue así como salí a enfrentarme a un público en vivo, con todas esas escafandras y yelmos que me permitieron enfrentarme a ese mundo de las apariencias, a ese frívolo cosmos de las envolturas que día a día se presentaba hostil y despiadada. Y yo estaba dispuesto a ganar esa batalla.

La verdad, nunca la gané. Pero el contrincante se fue alejando poco a poco. El estar en vitrina (como hablamos en el artículo anterior), me dio la posibilidad de ensanchar mis horizontes sociales, y comenzar a desprenderme de todas esas anclas. Conocí a una linda mujer con la cual ya hice mi vida, y en estos momentos siento que muchas de esas rémoras sociales han mitigado su sadismo.

Por eso, entre otras tantas muertes y costos, siempre digo que soy “un sobreviviente”. Pero claro, sigo siendo FEO (y bastante); sigo siendo uno de los ciudadanos más antiguos de esta Feosfera local, solo que, en estos momentos, soy un feo “con estatus”. Ja!.




miércoles, 19 de marzo de 2014

AMOR y SEXO - LOS BISILÁBICOS DEL DESENFRENO








Una disertación de autoayuda, sobre la supremacía de los bellos por sobre nosotros los feos, escrita por el hermano Daniel


Para algunos residentes en este mundo de desencantos, los bisílabos Amor y Sexo… son 2 de los vocablos más recurrentes a la hora de comenzar a caminar por la vida (junto con caca, culo, pichi, poto, rico, etc). Y son dos de los términos más vedados para algunos que –como yo- no hemos nacido para estos menesteres tan solicitados, ya sea por falta de tino (otro bisílabo ausente), plata (bisilábico urgente) o simplemente por no configurar de manera ornamental con el estándar estético del llamado ‘chico bello’ (dos bisilábicos que me llegan al pincho).  

Pero opté por estos dos en particular (Amor, Sexo), como para marcar el punto de inicio a este divague que, desde ya, va a ser refutado por los más doctos, pero serán ideas bien entendidas por los que nos pasamos por el inodoro todo el academicismo que tenga que ver con el corazón, porque, lamentablemente, el amor y las relaciones humanas, no vienen con tutoriales o son el producto de algún avance científico. No es un software que uno pueda instalar y desinstalar en el momento en que uno quiera. Es sobre este caro mundo, donde los hermosos, siempre (pero SIEMPRE) van a predominar por sobre nosotros los menos afortunados, los comúnmente llamados “feos”.  

No, pzz... si todos naciéramos así, no habría tanto trauma suelto...
Cuando era adolescente y veía a una chica bonita, decía: “válgame, vida!, que tal muchacha…”… Pero inmediatamente recapacitaba y decía para mi mismo: “Es en vano, feucho…ya sé que NO soy de su tipo”.  Y me parece que ese sería el mejor consejo que podría darle a ese segmento de la humanidad tan acongojado por no ligar nunca a una mujer; es la exhortación última y primera, a todos aquellos que todavía estén vislumbrando caminos un tanto fantasiosos con respecto a su papel en el mundo de las relaciones amorosas. Uno debería partir de la idea que uno NO es el hombre en la vida de nadie. El solo trance de caminar por las calles con esa seguridad de saber que uno no le va a gustar a ninguna fémina, nos va a librar de futuros traumas, de posteriores desengaños, y de todos esos dramones que terminen recluyéndonos en un psiquiátrico, enlatando nuestra ocurrencia entre los cuchichéos del barrio, o terminando nuestra vida en un indecoroso suicidio… (Y el suicidio, hermanito, nunca será bien visto, porque al final ese acto no traerá a tu cama a ninguna chica y, al contrario, todas terminarán riéndose de ti).



En ese sentido, siempre la tuve clara. Por eso fui soltero y sin compromiso hasta los 30 años. Casto y doncello por más de 3 décadas. Lo cual puede sonar no muy estimulante, pero a la larga me lo van a agradecer. Lógicamente nunca serás pasajero frecuente en esas tan anheladas aeronaves del desenfreno, nunca estarás en ningún crucero de bacanales griegas, y tus anécdotas sobre el sexo y el amor se limitarán a contar de las habilidades de tu mano derecha o a los concursos onanistas que se realizaban en tu colegio.







Osvaldo Cattone, destacado productor teatral, sorprendió a todos en una encuesta realizada ante una docena de connotados de las artes y el entretenimiento, a quienes se les preguntó “¿Qué es más importante: la Fama o el Amor?”. Lógicamente todos los pasmarotes y livianos mentales decían “¡El Amor!”… Pero el Sr. Cattone dijo: La Fama…. Porque con la fama puedes conseguir el Amor”.  Brillante.

Y es que La Fama (otro bisilábico de nuestros terrores), no solo se da a niveles mediáticos. No se logra solo con ser un actor, un político o un cantante. Es simplemente ponerte en vitrina, destacar del montón, ser un luminoso punto blanco entre tantos colores chillantes y engorrosos. La mejor prueba son los bodegueros, los cantineros, los mozos, el que vende los periódicos, el farmacéutico… vale decir, todo aquel que –por su ocupación- tenga algún inevitable contacto con el mundo exterior. Esto te dará la oportunidad de poder interactuar con quien sea, hasta volverte “su amigo”, “su confidente”, “su consejero”… Y que no te extrañe que la chica que tanto te gusta, al final agarró vuelo con el gordo y feo del verdulero o hizo algo con el esquelético que reparte las pizzas, solo porque estos supieron ser el frontón que una fémina espera, alguien con quien conversar, alguien que las escuche, alguien que las haga reír...

 
Porque si –al igual que yo- naciste con cara de culo, consagrado con rasgos deshonrosos, envuelto en un chasis infame y con tesituras no muy fraternas con la  estética humana, pues solo queda eso, hermanito: hacer algún tipo de actividad que dé la cara al público. El único lío va a ser si, además de feo, no tienes ninguna habilidad para las palabras… Y ese, lamentablemente, es mi caso, que soy un tipo que no habla y que termina siendo más aburrido que ver un pan ponerse duro. Así que, en este punto puedo hablar con toda la autoridad que me da el protervo castigo que me tocó padecer.

Una vez, hablando con el amigo Paco de A Luca, en su puesto de libros en Quilca, me decía que la belleza NO lo era todo. Que ‘la labia’ podía derribar cualquier convencionalismo estético a la hora de conquistar a una dama. Y yo le porfiaba que NO, que la belleza siempre va a prevalecer, y que el ‘chico bello’ (dos bisilábicos que me llegan al pincho) siempre van a triunfar por sobre nosotros los feos. Hasta que después de mucho discutir y poner ejemplos, y luego de tomar un silencio para sus recuerdos, me dijo:

“Es cierto. Tienes razón. Me acabo de acordar que una vez llegó por acá una chica muy linda, preciosa, que le gustaba la lectura, Sartré, Borges, Vallejo… Entonces yo comencé a palabrearla, y le hablaba, y le hablaba…Y ella escuchaba y sonreía… y sus ojos me decían que ya era mía… Hasta que después de casi media hora, y ya cuando estaba ‘a punto’, llegó el José Alberto, un huevón que no habla ni mierda, ni lee, ni es un tipo interesante… Pero es lindo el cojudo, su pelo ensortijado, su perfil bien delineado, su fisonomía angelical… Tamare… Y la chica lo vio y no despegó más sus ojos del José Alberto... Se quedó pegadaza…. Y al final, el José Alberto se la llevó!!”

Y si, pz, siempre habrá un “José Alberto” que se atraviese en nuestro camino. La supremacía de los bellos por sobre los feos, siempre será total. Uno se fija en una chica super linda, y luego te dice que su hombre ideal es uno de 1 metro 85, y tú no llegas ni al metro y medio… Uno que al fin llega a hablar con la mujer que tanto anhelas, y te das cuenta que a la niña solo le gustan tipos como los que salen en “Combate” o “Esto es Guerra”, y uno acá, pobremente con los pectorales de Don Ramón.      

No, pzz... si todos naciéramos así, no habría tanto trauma suelto...
 Pero bueno, a menos que tengas mucho dinero, para nosotros los feos, el amor y el sexo seguirán siendo esos dos bisilábicos prohibidos, esos pacientes esperando en ese laaargo y oscuro pasadizo donde nada ocurre, pero (y esto que venga para consuelo nuestro) serán esos espacios, donde puedas iniciar tus propias batallas y tus propias y castizas aventuras, tal vez haciendo canciones, escribiendo novelas, dibujando, o creando un Blog donde puedas garrapatear todas tus fragilidades existenciales.