LOS EX
INTEGRANTES
Esta vez nos vamos a referir a esta curiosa parcela de la música.
Históricamente, todo ex integrante, cuando ve que a su antigua banda le va muy bien
sin él, tiene que sentirse mal. Es más: se va a sentir rejodidamente pésimo. Lo
último que va a pasar por su cabeza es desearle suerte a sus ex compañeros e
intentar reconocer algún logro luego de su partida. Es por eso que, en su
infinita e idiota arrogancia, van a comenzar a decir que esa banda “ya no es la misma sin mí”, que el grupo “es una estafa”… Pues les tengo una mala
noticia a aquellos llorones del mundo de la música: NADIE ES IMPRESCINDIBLE, y
tu ausencia, compadrito, en lugar de mermar nuestras vidas, la terminó
encumbrando, lo cual… te molesta ¿no?
Y nuevamente la historia nos da las
mejores pistas de que todo esto es así de cierto y así de triste para aquellos
patéticos que de rato en rato, intentando ganar un poco de prensa e interés,
salen a despotricar contra su ex agrupación. Porque eso si os digo, la mayoría
de estos adefesios humanos, NO sale montado en SU propio trabajo. No, no, no,
no y diez veces no. Tienen que salir enganchados a su antigua formación, ya sea
para promocionarte o para que te recuerden, y terminan siendo unos vergonzosos gusanos
dependientes, totalmente incapaces de poder sobresalir con SU propio trabajo,
montado en SUS propias iniciativas. Porque cuando han pretendido destacar con
su propia faena, pues se han topado con el desinterés de la gente y con el
fracaso más absoluto. Así que la única manera que el público no te olvide, es
insultando a quienes SI tienen éxito, extendiendo así su insana y ridícula
dependencia.
Cuando estuve hablando con un amigo
sobre esto, me puso el caso de los Beatles, el grupo número uno del mundo según
la historia. Cuando en sus primeros años cambiaron de baterista y pusieron a
Ringo Starr, muchos salieron a vaticinar que el grupo ya se había acabado, que
sin Pete Best “la esencia” ya no iba a ser la misma. Bueno, salió este batero y
a los Beatles les fue como les fue. Y cada vez que entrevistan a este
amargadito batero, este no suele decir muchas cosas buenas de su ex banda… ¿Qué
raro no? (Unas preguntas ¿Aquellos que hablan de “esencia”, saben de lo que
están hablando? ¿Quiere decir que cuando se fue ESE integrante, se llevó “la
esencia”? ¿O la dejó en un porcentaje equivalente a la esencia que tiene cada
uno?)
Y LEUSEMIA es un caso afín, donde algunos de los incontables ex integrantes no tienen más argumentos que repetir todas las
patéticas lecciones de la historia, redundando exactamente en las mismas
calificaciones hacia la ex banda que, para molestia y rabia de ellos, aún sigue
con vida y sigue concitando la atención de propios y extraños. La celebración
por los 30 años, con solo dos de sus integrantes originales (Raúl y yo) fue
demasiado apoteósica, y debe haberles amargado el culo a todos los que hicieron
–incluso- una sistemática campaña de mala onda para que nadie vaya a esa festividad.
Las 20,000 personas que fueron al concierto, fue la peor cachetada a su
estupidez, a su egoísmo y a esa llorona manera de manejarse en la vida. Un
llanto que, en algunos casos –me consta- solo disfraza un enorme deseo de
volver. Que triste.
Y reitero para todos los llorones
del mundo de la música: NADIE ES IMPRESCINDIBLE, sobre todo aquellos que NO
tuvieron ni el valor ni el talento para seguir adelante. Si ya no figuran en
ningún sitio, si su aliento huele a muerto, si ya son cadáveres malolientes que
nadie quiere ver ni escuchar, pues resígnate, hermanito, ese el resultado de
todo eso, de la arrogancia, de la pedantería, de la mala onda, de la falta de
respeto y de la falta de talento.