jueves, 26 de marzo de 2015

GUÍA IMPRÁCTICA PARA DETECTAR A UN POP


Face Rock es un grupo de Facebook donde, mayormente, se habla de todo lo relacionado con la música, teniendo como fondo bullanguero, todas las variables -digamos- más "serias" del rock, como el progresivo o el llamado "rock clásico", dando coletazos con el jazz contemporáneo, la música clásica y todo aquello que nunca verás en los magazines más populares.

 Justamente este término, el de "popular", fue motivo para una curiosa pregunta que hizo uno de sus miembros, el amigo Hugo Salazar, alguien no sólo conocido por su faceta actoral, sino por ser un versado de la música y por haber dirigido excelentes programas de rock. Hugo dijo algo así como ¿Desde cuándo el término "Pop" se volvió un insulto?... Pregunta un tanto retórica, pero haciendo un poco de memoria, me vi en la real encrucijada de ubicar el punto exacto en dónde la palabrita “Pop” se volvió una de las peores diatribas que algún músico "serio", pueda recibir.


 Siempre que se menciona el Pop –al menos entre los rockeros más refunfuñones-, se le trata en términos despectivos: "Esos tipos eran unos rockerazos, ahora están más Pop"... "Me gusta su etapa de experimentación, lo que hacen ahora es un asco, suena muy Pop"... "El Pop es el Rock de los maricones"... Y así por el estilo, destilando toda clase de expresiones y teorías acerca de este binomio (Pop y Rock) que, habiendo caminado de la mano por tanto tiempo, de pronto se hayan divorciado hasta el punto de verse como enemigos. "Si en la foto de portada, el grupo aparece en una playa, son Pop... Si aparecen todos mirando a la cámara, con gestos serios pero inofensivos, son ‘Indie’ o ‘Brit Pop’... Si aparecen sobre un basural, con un auto chocado y un perro orinando, es Rock"... Que bárbaro... 


Estos... ¿son Rock o Pop? ¿O Pop Rock?  ¿ o Doom Metal?


La pregunta es entonces: ¿en qué momento de la historia, un término que envolvía a todo un acontecimiento social, a toda una vanguardia cultural (o "contracultural")
, se volvió "un estilo musical"? ¡Y un "estilo" totalmente vilipendiado, mancillado y avergonzante!. Supongo que esta diferenciación (un tanto hitleriana y muy desagradable) se debe haber producido en la segunda mitad de la década del 70… Porque hasta el 73, 74, el Pop todavía era un terreno respetado y colindante con los axiomas más subversivos e insurrectos del Arte. Mi libro favorito es “El Mundo de la Música Pop”, de Rolf Ulrich Kaiser, y data de 1972. Pero con ese título, ahora, no creo que hubiera gozado de mucho respaldo.




Una de las revistas más notorias en esos días (en el Perú) era “PoP”, proveniente de Suiza (que muchos pensaron que era alemana), y lo que mostraban era la actualidad más envolvente del mundo del rock. En esa revista, tanto los Who, Deep Purple o Yes, como también los hermanitos Osmond o Abba, todos compartían la etiqueta de “pop”. En cambio, en estos días, si tú, que eres un rockerote a más no poder, ves una revista llamada “Pop”, lo primero que harás será escupirla. 



 Después están los colegas que se escudan tras denominativos un tanto degenerados, como “pop-rock”, “pop-punk” o “pop progresivo”… No, pz… O eres uno o eres otro. No seas pendejo. Génesis haciendo “The Battle of Epping Forest”, es Rock Progresivo; Genesis haciendo "Follow You, Follow Me", es Pop, punto. Billy Idol haciendo "Your Generation", es punk rock. Billy haciendo “Eyes Without A Face”, es Pop, no hay de otra. No hay nada más gracioso que ver a los metaleros renegando cuando ven que bandas de “hair-metal” son llamados “metaleros” por la prensa… “Esos NO son Metal!! Son Pop con guitarras distorsionadas!!!”…




Al final, hermanito, el asunto es disfrutar la música como te plazca y etiquetarla con lo que te de tu regalada gana. Ser un "Pop" en la actualidad, no es bien visto por los trogloditas más circunspectos o para una cierta manada de críticos, para quienes la música ya pasó a un plano de "vaca sagrada". Ser un "Rock" tampoco te garantiza un halago, pero creerás que te avergüenza menos... Lo que es yo, sigo empeñado en hacer canciones de pop-blues matizado con un pop-progresivo metalero con pinceladas pop-rock-dance, algo de indie-tropical, Pop-Folk-punk y trova pop hardcore. Cuando acabe, se las ofreceré a los hermanos Yaipén. 

martes, 24 de marzo de 2015

LOS RAMONES


DE CÓMO LA BÚSQUEDA POR UN PASADO, TERMINÓ GENERANDO EL FUTURO

No recuerdo ningún caso en que los integrantes de una banda, desaparezcan (todos) de la faz del mundo. Hasta donde sé, es el único trámite en que una banda clásica, pierde a todos sus miembros originales. De los Beatles quedan 2 (3 si contamos a Pete Best). De los Who solo nos quedan dos. De los 5 Sex Pistols que hemos visto, quedan 4… Hasta de bandas mucho más antiguas, como The Comets (de Bill Haley) o de la banda de Elvis Presley, aún quedan varios con vida. Pero de los Ramones, ya no nos queda ninguno.  La banda número uno de la órbita alterna, aquellos que la iniciaron y la proyectaron, simplemente desapareció. El último en irse fue Tommy, a quien la chamba de músico, al parecer, no le era muy seductora. Así que se decidió por la producción, sorprendiendo con un trabajo elevadamente pulcro y muy profesional.  Su puesto lo cubrió Mark Bell, que luego pasaría a llamarse Marky Ramone, contándose hasta 8 miembros que entraron y salieron del grupo, con la curiosidad que 4 de ellos han sido bateristas.


 


 Comenzaron a tocar en 1974, un año bastante particular, un punto bisagra en la historia de la música donde el retomar el espíritu que movilizó al primitivo rock and roll en los 50’s, se volvió un verdadero mandato. Desde el inicio arrancaron con ese potente rock and roll de tres acordes, en virulento y reminiscente tono bubble gum, mostrándonos su enfervorizada pasión por el Pop de los 60's, los emblemáticos MC5 y los inmortales Stooges de Iggy Pop. Con letras tontuelas y con actitudes de matones de esquina, lanzaban sus apasionadas cápsulas de dos minutos y medio, en agotadores y  adrenalínicos shows de media hora. Su imagen a lo rocker de los 50's aunque con pelo largo, su ropa despedazada y su apatía, despertarán todo ese futuro universo punk que será parte de un nuevo torrente de bandas y meteoritos que iniciarán camino solo con verlos.


 Para Febrero de 1976, los Ramones inician las grabaciones de lo que será su disco debut, con himnos que rodarán por la imaginería del futuro Punk Rock como "Blitzkrieg Bop", “Now I Wanna Sniff Some Glue", "53rd & 3rd" y “Judy is Punk”. Esta placa saldrá en Abril de ese año. Para el 4 de Julio, dan su primer concierto en Gran Bretaña ante el alborozo de sus jóvenes fans, varios de ellos futuras estrellas en el firmamento del punk rock británico.

 La primera vez que leí algo de los Ramones, fue una de esas notas que suelen hacer los badulaques que desconocen totalmente los nuevos fenómenos y no hacen más que lanzar improperios e insultos basados en su ignorancia. El no poder entender algo o –peor aún- el tener la escalofriante sospecha que ESTO sea un fenómeno real y no un pre-invento de la Industria, pues los asusta. En la música no suelen haber muchos de estos casos de honestidad comprobada y de realidad innegable. El tipo decía algo así como que eran unos chicos “disfrazados”, que se ponían sus casacas de cuero y sus gestos de malos “solo para la foto”, que sus pantalones habían sido rotos “con tijeras” y –en suma- , que solo eran unos “patoteros pre-fabricados”. Maliciaban que luego de las fotos, se sacaban “el disfraz” y se subían a su limusina y andaban por el mundo como cualquier otro ciudadano “decente”. 

 Los Ramones, intentando encontrarse con el pasado, generaron el futuro. Los Ramones, Johnny, Tommy, Dee Dee y Joey, representan demasiado no solo para los de mi generación, sino para varias generaciones que llegaron luego, donde los 4 hermanitos fueron la punta de lanza de un sonido y de una particular manera de hacer los shows, en donde la original actitud punk (más punk que todos los punks juntos) sembraría la mejor semilla de sedición sonora que hayamos conocido.
 
Para mi mala suerte, este fue el primer disco de los Ramones que escuché... Imposible No quedarse enganchado para siempre.