Cuando
uno es joven, la confusión puede ser un acompañante perenne. Pero si esa
confusión se prolonga, pues habría que preocuparse un poco. Para 1981 yo ya no
era ningún adolescente, ya peinaba 20 veranos y un onanismo a todo galope. La
radio aún era una compañera de traumas y era lo que nos salvaba del suicidio.
Por ahí estaban Juan Enrique Krateil
con su programa "Sólo Rock n Roll", Hugo Salazar con su "Caverna Subterránea" o Guillermo Llerena Godoy, con sus
eternos "Musicalissimo". Fueron años donde comenzamos a esculpir
nuestra personalidad y donde, en lo personal, establecí mis más férreas
posturas ante las modas, la música, la industria cultural, la política y todos
los fenómenos vanguardistas y contraculturales.
Pero la confusión puede asaltarte en cualquier momento. Resulta que en aquellos años de afianzamiento, cambiando de emisora, me sorprende una banda súper agresiva, sucia y con psicóticas ganas de ser un endemoniado vitriólico haciendo metástasis. No me gustaba, pero me daba curiosidad saber quiénes eran esos enfermos... Cuando termina la canción, el conductor dice: "esto fue lo último de Village People, con su canción Food Fight"... ¡Village People! -dije en total estado de zozobra mental. ¡Mierda!... ¿Los que cantaban Macho Man?... ¿Qué le pasa al mundo? ¿Ahora escucharé a Julio Iglesias cantando un hardcore? ¿Jimmy Santi iniciará en el Perú un movimiento punk en contra del sistema corrupto y castrador? ¿Nuestro Presidente Belaunde saldrá con una cresta verde a dar un discurso?... Noooo....
Menos mal que aquello fue un episodio aislado en el mundo de la música. Aquel disco de Village People, llamado "Renaissance", significaba un "adiós" a la Disco Music y una manera de "renacer", de acomodarse a los nuevos tiempos, repletos de New Waves radicales, New Romantics, proto-emos, post punks, etc. Fue una producción que, obviamente fue un desbarrancado fracaso, quedando como una rareza que algunos fetichistas siguen tratando de conseguir.
Hace poco lo vi en una tienda, en vinilo, con la tapa maltrecha y atacada por el moho. Estaba a 7 soles. Hasta me dieron ganas de comprarlo. Pero -me dije- eso podría alimentar mis pretéritas confusiones y podría hacer una peligrosa regresión de la cual tal vez no me salve. De pronto me van a dar ganas de arrebatarle el estuche de maquillajes a mi tía Clodoalda para verme como un ochentero Blitz Kids, y salir a la calle como Boy George... Pero, amigos, ni así me podría ver más ridículo que Anel Townsend defendiendo al candidato Acuña. (Daniel F)