Artaud dijo alguna vez:
“yo sólo quiero mostrar mi mente”. Y eso era lo bello que tenía la década de los 70’s, donde
las propuestas más personales y desquiciadas brotaban como hongos en todos los rincones del planeta. Ya no
era como en los 50s, 60’s, que buscaban copiar fórmulas exitosas (buscar otro Sinatra,
otro Elvis, otros Beatles, otros Rolling Stones), sino el inventar nuevas
recetas, nuevas propuestas y nuevos rostros.Y a inicio de los 70s el firmamento
musical se abrió en un abanico de tan incontables propuestas que hasta el día
de hoy seguimos descubriéndolas y nos siguen sorprendiendo.
A estos Rebeldosos, desde el inicio, los marcó la
ruptura, la sorpresa y el extremo. Eran los días del Glam Rock, de Bowie, del
rock progresivo, de la música de alta energía… y los
Rebel tenían que marcar territorio. Su primer disco sorprendió gratamente,
tanto a público como a medios, volviéndose un referente obligado junto con
apuestas tan extrañas como Sparks y Roxy Music. Su mezcla de burlesque, pop
sesentero, giros prospectivos, ataques de rock atípico y una poesía de sub
mundo (donde la jerga andaba muy presente), los catapultó hasta alturas
insospechadas.