El Festival que viene (este 28 de Febrero), celebra 30
años de una banda que ha tenido la astucia para permanecer en un circuito
musical bastante despiadado. Este RÍO no ha dejado de correr en ningún momento,
volviéndolos la banda más longeva y exitosa de la Historia. Te guste o no te
guste, muchos hemos envidiado su alcance y su indiscutible poder de
convocatoria. Negar esa presencia, sería de una mezquindad tan
vergonzosa como rumiante.
Esta es una historia que puse en mi libro “Manuskritos
desde una Calle Vedada” (2009), que pone en tela de transparencia, esos pequeños
y casi ocultos episodios que me han unido a esta banda desde los primeros días
del despertar del rock en nuestro país, allá a inicio de los 80’s, una relación que se ha ido fortificando con el tiempo, gracias a las inusitadas y benditas coincidencias.
El ‘Substituto’
Cuando recién hice mi primera cuenta de Facebook, tímidamente
comencé a agregar “amigos”… Y apareció uno solicitando mi amistad. En la foto
de su perfil, aparecía él con una guitarra y con una camiseta negra con el logo
de “Leusemia”… Lo agregué. Luego conversábamos mucho por la mensajería privada.
El muchacho resultó muy chévere. Y un día me dijo: “mi papá es del grupo Río”… Ya
se imaginarán la mayúscula sorpresa que tuve! Mayúscula y muy agradable, pues
me retrotrajo a algunos de mis más encantadores recuerdos.
En 1985, por alguna proscrita y lóbrega razón, la
compañía de discos “El Virrey”, una de las más poderosas de su tiempo,
contempló la idea de tener entre sus filas, a una banda como Leusemia.
En ese movido 85, la historia de muchos ya había
cambiado, dando un remozado y nuevo sentido a los más inciertos caminos en el
campo musical. El pop peruano, la llamada “Música Comercial”, envolvía el mundo
de nuestras radios con bandas muy nuevas, respirándose distintos y más frescos aires, ante un fragor
juvenil que no se veía desde hacía mucho.
Por otro lado, se estaba dando un extraordinario “boom”
del llamado “Rock Subterráneo”, con una serie de bandas confinas, quienes lanzaban las propuestas más inéditas: oscuros conjuntos metaleros, bandas
de New Wave, Post Punk o del Punk Rock más ortodoxo, reminiscencias sesenteras y una flamante libertad interpretativa. Todo esto se mezclaba con
propuestas que iban de lo acústico y trovero hasta lo más experimental y
progresivo, en un abstracto e indefinido frente común que se dio en calificar como
‘Movida Subterránea’.
Nuestro evento con la compañía “El Virrey”, distaba
mucho de ser un caso normal y corriente. Como no contábamos con instrumentos ni equipos, la
empresa puso todo, algo también bastante fuera de los estatutos de la Industria. Nos
dieron viáticos, almuerzos en los comedores de la Compañía, un buen porcentaje en las ventas … en fin,
gollerías no pedidas y jamás brindadas a tipos que recién grababan su primer
disco.
Y resultó que cuando llegó el día de iniciar las
grabaciones, el ingeniero se nos acerca y pregunta por el baterista, por Kimba.
Todos nos miramos y nos preguntamos exactamente lo mismo. El Sr. Kimba todavía
no había llegado. Juan Alberto Matta, el productor del disco, agarra el
teléfono y llama a mi casa, a ver si ahí se encontraba el escurridizo
tamborilero. No eran los días de los Celulares o la Internet , así que la
única manera de ubicar a alguien, era llamando a su casa, a ver si está. ....Y ahí
estaba el muy displicente, retozando en su cama, como si la vida fuera gratis y
eternamente solazada.
La llamada no fue para nada amable (como debía de
ser), y escuchamos al productor –Juan Alberto- granputeando al esponjoso y
negligente batero de Leusemia, con frases como… -Oye,
carajo… ¿Qué chucha te pasa? ¿Qué mierda haces ahí? ¡Tamos esperando, viejo! No
me vengas con huevadas o a quererme cagar la grabación, porque yo te termino de
cagar más feo… ¡Por la putamadre, apúrate, ohe!….
Entonces tuvimos que esperar hasta que el hermanito
menor se digne en llegar al Estudio (un galpón inmenso, semejante a una cancha
de futbol). Pero justo en esos momentos, por esas casualidades de la vida, pasa
por ahí Cucho Galarza, bajista de la banda RÍO,
alguien que también la hacía como baterista. Río (quienes también eran
parte del staff de El Virrey) ya
estaba dando qué hablar con su vaporoso pop liviano, y darían mucho más qué
hablar con el sencillo que estaban terminando:
“Televidente”. Ya antes yo había sujetado un contacto inusual con ellos, cuando
los integrantes (Pocho, Cucho y Chachi) me llamaron a la sala de mezclas y me
preguntaron si me parecía correcto lo que los Ingenieros estaban queriendo
imponer. Resulta que, sin el consentimiento de los miembros de Río, los
técnicos habían insertado, casi en medio de la canción, una frase sacada de un
comercial de televisión, que decía “porque
saben que sin Ariel, no hay chaca chaca”… Y era un encajado tan burdo y tan
de mal gusto, que había desatado el enojo natural de los músicos. Yo les di la
razón a los de la banda Río y les dije que cualquier arreglo que se quiera dar
a una obra, debería de pasar por la aprobación previa de los músicos, y no
hacer cosas raras a sus espaldas. Luego todo se arregló y el sencillo saldría a los pocos meses, sin
el grosero insertado que pretendían los de la compañía, volviéndose uno de los
más grandes hits radiales de nuestra
historia.
Pues bien, al encontrar al músico de Río dando vueltas
por los pasillos del Estudio, lo saludé, conversamos un poco y le pregunté si
nos podía hacer el favor de hacer el ‘seteo’ de batería.
-
¿Qué y su baterista? -me preguntó con su clásica sonrisa.
-
Todavía no llega –le dije
Se comenzó a reír, y aceptó. Luego, muy amablemente, se
puso a las órdenes del Ingeniero y procedió a reventar los tones con una
paciencia increíble. El sonido era fantástico, inesperadamente prodigioso.
Aquella batería –al menos en manos de este compadre- sonaba a cielos. Ninguno
de nosotros había nacido con el beneficio de contar con una mediana habilidad instrumental… Así que, maravillados por el
sonido que estaba saliendo, nos miramos, inflamos el pecho de alegría y alucinamos
que, al menos la batería, iba a sonar con aquellos altísimos niveles de calidad
cósmica.
En esos momentos llega el Kimba, y nuestro cordial
‘substituto’ se levanta de su asiento y le sede el puesto al baterista oficial.
Le agradecimos el gesto y salió de la Sala. Luego , a una orden del ingeniero, el Kimba
se coloca los audífonos y da rienda suelta a la bulla… y toda aquella maravilla que
estuvimos oyendo, lamentablemente se fue por los drenajes de la realidad, comenzando la tortura
para los técnicos de turno.
Cuando escuchamos aquel ruido atronador y desordenado,
Raúl, Leo y yo nos miramos con más pena que gloria… Nos encogimos de hombros y
dijimos: “Bueno, al menos vino a grabar, ¿no?”…
El librito que lancé hace unos años, con estas historias un tanto ocultas |
Cierto, F... Y ya parece que has vuelto a escribir más seguido.
ResponderEliminarSi, pz... A veces pasa...
EliminarDaniel, ¿este último chascarrillo que compartes es para destacar las cualidades musicales del batero de Río o para recordarnos lo malo que era Kimba? Jaja Saludos.
ResponderEliminarJjajajjajaa.... Nada, Carlos... Es para recordarnos que somos humanos, con defectos y sueños. Un abrazo, hermano.
EliminarAaasu Daniel al parecer las anécdotas del Kimba harían un libro solo,y quién diría Río y Leusemia en un estudio de grabación la música genera canales de unión inimaginables chevere historia Daniel!
ResponderEliminarSi, pz, Marat... En esos días, como lo puse, ambas bandas compartíamos no solo el Estudio, sino también la Compañía que nos representaba. Claro, también compartíamos los problemas y los líos de aquellos años.
EliminarTus palabras solo puedo calificarlas como : ECUÁNIMES. Muy bien, F, siempre marcando distancia de los fundamentalistas (por no decir: idiotas).
ResponderEliminarArmando, desde Paramonga.
Armando, a los años que escribes... El día que se destierren este tipo de (absurdos) fantasmas, ese día, la música popular cobrará una fuerza indetenible.
EliminarJajajajaja chevere tu blog daniel :3 este ah estado buenisimo :)
ResponderEliminarGracias, Jean Carlos.
EliminarGrande, F. Me gustó lo del chibolo que quiere ser tu amigo en Facebook... Y muy interesante lo de la mezcla entre Río y Leusemia en los 80's, es algo que debe molestar a muchos puritanos...
ResponderEliminarLos puritanos (sea en el campo que sea) siempre andan adoloridos por algo... Jjajaja...
Eliminardaniel este texto que pones no esta así exactamente en el libro, o por lo menos en el que yo tengo no esta esa parte del comercial que iban a poner en la canción de rio, y algunas frases son diferentes, lo has reescrito para este blog, o aparece así en alguna 3era edicion, 4ta , yo tengo la primera y segunda edicion, estare agradecido por tu respuiesta, gracias.
ResponderEliminarBuenìsima tu observación, amigo... Y si, pz, tienes toda la razón. He agregado algunas cosas para este Blog, cosa que me parecen importantes como para poder ampliar un poco más, todo este oculto y silencioso lazo que nos une con esta banda... Lazos que muchos ni se imaginaban. GRACIAS!
Eliminarja ja ja ja siempre me arrancas una sonrisa, y mejor aun con las historias de kimba , que bueno que estes mas seguido por aca F , saludos.
ResponderEliminarLa Fina! Gracias por leernos y escribir.
EliminarSiempre que te leo o me dejas reflexionando o me rio. Gracias.
ResponderEliminarJajajaja! Me has hecho acordar y retroceder años de años!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
JAM
Hola F, muy interesante anécdota, pero tu sabes xq RIO se ha quedado en los mismos hits de siempre? qué opinas al respecto? parecen estancados en el tiempo..
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