Cuando me escuchan hablar con tanta emoción y
gratitud del rock argentino de finales de los 60s e inicio de los 70s, no falta
a quien les pique alguna magnificente curiosidad. Porque no sólo era la música,
los personajes, sus iniciativas literarias, sus medios subterráneos de
difusión, sus heroicos programas radiales, sus conciertos y recitales... Era
también su resistencia, una resistencia y una terquedad basada en un
inconmensurable amor por el rock and roll. Muchos conciertos eran en trasnoche,
cuando ya los locales habían cumplido con su cuota de entretenimiento social.
Así que dejar que unos melenudos puedan usar sus instalaciones (melenudos
desconocidos para las grandes mayorías) no los haría más ricos, pero tampoco
más pobres.
Y para la policía, un encuentro de jóvenes en
trasnoche, significaba un gran momento en el cual podían ejercer todo su
sadismo ante muchachos que, en realidad, no significaban peligro alguno. En
aquellos días, andar con pelo largo y vestirse "extravagantemente",
estaba prohibido. Así que cuando ibas a un concierto, sabías muy bien que la
policía podía detenerte en el camino. Y si te librabas de eso, pues tenías la
seguridad que la policía estaría esperándolos a todos a la salida de los
teatros. Y eso pasaba. La policía correteaba y cazaba pelilargos por pura y
satánica diversión, como en los peores días del fascismo. Los detenían, los
rapaban y, cuando el día comenzaba a aclarar, los soltaban. En el colmo de los
colmos, para poder salir con el pelo largo, debías de portar un permiso...
Este documento pertenece a Félix Pando, tecladista de La Joven Guardia, banda que en 1968 se
hizo conocida gracias a canciones como "El Extraño de Pelo Largo" o
la no menos conocida "La extraña de las botas rosas". En el mismo se
lee que por estar en plena filmación de una película, el portador de este
documento, se ve en la necesidad de usar el pelo largo. Este permiso en
particular, tenía un periodo de validez que iba del 10 de Septiembre al 30 de
Octubre, luego del cual tenía que borrar todo vestigio de melena de su apesadumbrada
cabeza, claro, a menos que quiera pasar un mal rato con la policía. (Daniel F)
Nota de Crédito: Este documento lo colgó en
Facebook el amigo Jorge Parajua en el Muro de simpatizantes de la revista Pelo, revista argentina que se encargó
de propagar y pregonar, todo este duro mundo de la música cargada de tantas
vicisitudes juveniles.
Que salvajada. Un documento increíble, maestro F.
ResponderEliminarAsí es, "anónimo". Y luego se pondría mucho peor.
EliminarNo te olvides de México, maestro F, que también sufrió algo parecido, si no fue peor. Saludos!
ResponderEliminarAnibal Valladares
Hola, Anibal. Así es. En mi primer libro ("Los Sumergidos Pasos del Amor" 2000) le dedico buenos párrafos a tan oscuro momento en el rock mexicano. Es más, me has dado pie para escribir un poco acerca de eso. Gracias.
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