MUERTES QUE MARCAN LA VIDA
Nuestra relación con el mundo animal, siempre ha sido el de mirarlas como un peligro, como una plaga, o como nuestro
alimento. Hasta hace unos años, no había esa conciencia animal que ya está
empezando a invadir nuestras comunidades. Las visiones sobre ese mundo, han ido variando con
el tiempo. A los animales, a las plantas, ya no se les mira desde aquellas
viejas perspectivas. La evolución que han tenido los grupos ecologistas,
defensores de los derechos animales, etc, ha sido crucial para la evolución
social de nuestra especie. Bueno, tal percepción acerca de nuestra sensibilidad hacia la naturaleza, no viaja tan rápido como quisiéramos, pero se está avanzando.
Yo recuerdo que, cuando era muy pequeño, cuando todo era en
blanco y negro y el mundo giraba más lento, en mi barrio, abundaban los
pericotes. Supe de casas donde los vecinos tenían que convivir y liar con enormes e imperturbables ratas. Y todo eso lo tomábamos
como algo normal.
Lógicamente, la gente, ante este peligro que implica una invasión así, abrigaba su casa con raticidas o con las clásicas trampas de contacto. Mi papá fue uno de ellos. Una vez puso trampas en la casa (esas horribles ratoneras de resorte), porque en la noche siempre escuchábamos los chillidos de los pericotes, y al día siguiente encontrábamos las bolsas de arroz o algunas verduras, con mordidas y señales que por ahí había pasado algún habilidoso roedor.
Lógicamente, la gente, ante este peligro que implica una invasión así, abrigaba su casa con raticidas o con las clásicas trampas de contacto. Mi papá fue uno de ellos. Una vez puso trampas en la casa (esas horribles ratoneras de resorte), porque en la noche siempre escuchábamos los chillidos de los pericotes, y al día siguiente encontrábamos las bolsas de arroz o algunas verduras, con mordidas y señales que por ahí había pasado algún habilidoso roedor.
Así que, en una de esas madrugadas… ¡tác!... cayó una… Y escuché que mi papá le dijo a mi mamá: “Sigue durmiendo, ya mañana lo botaré por ahí”…
Pero de pronto surgió otro chillido que comenzó a trepanar la noche. Uno mucho
más agudo e insistente.
Me levanté y fui con mi linterna para ver el origen de
aquella voz. Yo pensaba encontrar a algún pericotito husmeando y queriendo
comer algo… Pero lo que vi fue toda una conmoción. En medio de la oscuridad, logré dar con el punto de origen, lo ilumino… y el cuadro era de una mamá ratona
muerta… y de su hijito mirándola, chillando… Y cuando el ratoncito vio que
alguien lo estaba iluminando, levantó su cabeza, me miró, y siguió chillando…
No huyó. No se corrió. Tenía una expresión de dolor fácilmente apreciable… Y siguió
allí, lanzando esos chillidos tan agudos como atormentados.
- ¿Que cosa es? -me preguntó mi papá que también se había levantado
- Es un bebito... -le dije- está mirando a su mamá muerta...
- ¿Que cosa es? -me preguntó mi papá que también se había levantado
- Es un bebito... -le dije- está mirando a su mamá muerta...
Mi papá se quedó mudo. No dio un paso más. Solo me dijo que apague la linterna y que me vaya a dormir. Y así lo hice. Apagué mi endeble candil de pilas, y dejé al pobre bebé roedor llorando su espantosa pérdida. Me regresé muy sigilosamente a mi
cama, pero lo hice con una visión totalmente distinta del mundo animal. No eran “cosas”… No
eran juguetes sueltos de plástico, sin alma, sin corazón o carente de emociones… Eran
(son) criaturas increíblemente tanto o más sensibles que las personas (que muchas personas que conozco), con
mayores habilidades y con un valor sin límites.
El llanto prosiguió por casi toda la noche. Y creo que esa madrugada
nadie durmió. Yo veía a mi papá en su cama, en la oscuridad, con los ojos
abiertos, como si, al igual que yo, recién hubiera descubierto que éramos parte
de un crimen, de un abuso completo y total ante seres tan indefensos que solo estaban buscando algo para comer. El lío
está en haber tenido que aprender semejante lección de mundo, de manera tan
estremecedora y cruel; de cómo tuvo que haber un muerto en la casa, para recibir tan tremenda lección de vida.
Demás está decir que, en mi hogar, mi papá nunca más puso
trampas ni venenos. Y no volvimos a hablar más del asunto. Y también coincidió
con la llegada de nuestro primer gato, suceso que fue suficiente para que toda
la familia ratuna se mude a otro barrio.
Bueno... no todos los gatos son garantía de que espantarán roedores |
- ¿Que cosa es? -me preguntó mi papá que también se había levantado
ResponderEliminar- Es un bebito... -le dije- está mirando a su mamá muerta....... :(
Si, pzz... Jodido.
EliminarF, soy Antonio, el de Mala... Acá también hay muchos ratones en el campo, y a veces se meten a las casas. Pero tu relato me cagó la vida, tío... Que hermoso y que triste. Gracias por todo, abuelo.
ResponderEliminarAntonio
De nada, Antonio "el de Mala"... Hoy nos saludamos con un vecino tuyo ke trabaja en la Panamericana Sur, en un Grifo... Yo regresaba de Ica (bonito recital) y la movilidad se detuvo ahí para recargar combustible. Y el ke atendía me pidió un autógrafo... Me dijo ke era de Mala.
EliminarPasu f ,despertar y encontrarse con este relato tan conmovedor; es cierto muchos recién tomamos conciencia aveces con hechos tan dramáticos y terribles ,en mi caso un tío enfermo y despiadado maltratado unos gatitos bebes,una imagen que me quedó marcada ,como puede haber gente que conscientemente hace daño ,y como dices afortunadamente eso está cambiando de a pocos pero se está avanzando ;particularmente yo cada día aprendo tanto de mi pequeña perrita que me da lecciones de vida .
ResponderEliminarCierto... Las lecciones de vida viene no solo de la gente chévere, sino de todos los animalitos.
Eliminarbuena historia...y buena leccion,para ke todas las personas seanmas sencibles kon nuestros hermanos menores(los animales).
ResponderEliminargrande F..!!
Gracias, Alfredo.
EliminarWow que tierno relato, sobre todo por la ratita bebe, mi experiencia con roedores fue totalmente diferente un dia escucho a mi esposo dando unos chillidos que pense que habia visto al cuco o que se le habia caido algo encima pero voy a ver sale despavorido del cuarto que teniamos con cosas planchador, eliptica, etc de todo un poco resulta que me dice adentro hay una rataza con una cara de miedo asi que agarre mi escoba y entre queria verlo con mis propios ojos, a lo cual me dice no entres te va a saltar encima y demas, bah seré tú entre pero ya se habia ido.
ResponderEliminarEntonces de ahi a pensar como nos deshacemos de la rata. Ah me acordé de mi abuelita, la ultima cena, una lata de atun, separe la mitad y la mezclé con veneno claro esta que yo tuve que entrar al cuarto a dejar el veneno, al susodicho con solo proponerselo casi se desmaya de los nervios, jejeje.
Pasan los días y ninguno queria entrar a ver el resultado de la lata de atún hasta que a los 3 días me armé de valor y tuve que entrar, el otro estaba peor que damisela viendo al ratón, en este caso "rataza". Felizmente estaba un amigo de mi esposo y aproveche al menos era menos miedoso, asi que entre y vi la rata mas grande ya parecia un perro pequeño ahi estaba ya sin vida y yo teniendo que recogerlo con mi escoba y recogedor, con las justas entró en el recogedor y pesaba asi que a meterlo en la bolsa negra.
Hasta ahora me acuerdo de la rata pero por el tamaño no habia bebes ni nada.
A laaa... Patricia... Ke truculenta tu historia... Sobre todo por el valor demostrado, no por ti (eso está por descontado), sino por tu esposo y sus chillidos... Lo hubieras grabado y lo subías al Youtube.
EliminarMe encantan los ratones. una vez m meti al baño. y una vez encerrada m di cuenta q un raton staba ahi. conmigo... NO grite... o si, si lo hice... con fuerza dije Oh my good q lindooooo..... (claro q tbn m dio algo d miedo) mi mama en mi caso d un zapatazo lo mataba, sin duda.o lo metia al water... YO no miento, me quede como 40 minutos dentro del baño. con el tratando d chaparlo con una bolsa, ese dia note q son muy rapidos, pueden saltar alto... y su cola son nuestras manos o mjor q eso.... logre chaparlo y con cuidado d ahogarlo lo saque.. lo lleve hasta una casa abandonada q hay x mi casa y ahi lo deje... sin duda lo volveria a hacer.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Jeaninq.
EliminarAun me es sorprenderte creer que un ratón haga saltar personas o hasta hacerles perder la conciencia, yo por el contrario los tomaba entre las manos y los dejaba en los jardines, deberíamos ser consientes que estamos robando espacio a otras especies y estás tienen que tratar de sobrevivir. Todos somos parte del ciclo.
ResponderEliminarSi, pz, Viviana. Un abrazo.
EliminarBuena idea, prefiero engreír un gato que espantar un pericote...
ResponderEliminarJjaja...
EliminarDaniel, conmovedor tu relato¡¡ justamente me preguntaba si los y las defensores/as de animales, defienden la vida de absolutamente todo tipo de animales? y por mi mente cruzaron los ratones¡¡¡¡ en ese tema como en muchos otros (medio ambiente, género, política) hay mucha hipocresía y "pose" que me revienta¡¡¡. Quería llamar tu atención, respecto del tema o la frase con la que inicias tu relato: nuestra relación con el mundo animal¡¡¡. Al respecto es necesario tener en cuenta que en la cultura andina, la relación con el mundo animal, es distinta, en el mundo andino, se consideran a los animales y las plantas como nuestros hermanos menores, poseedores de vida¡¡¡.
ResponderEliminarSi, pz... Nuestra visión -digamos- "occidentalizada" del mundo, no nos permite mirar, por un lado, a nuestro YO interior, y por otro, a nuestro horizonte exterior (animales, medio ambiente, cielo).
EliminarA mi las ratas me daban miedo hasta que un dia pasado con el autobus, mire por la ventana y en la pista del frente habia una rata que estaba tirada y creo que muerta pero vi sus ojos abiertos y sus orejitas tan tiernas.. que pense "pobre que le habra pasado?" Nunca voy a olvidar esa cara de ternura...ahora me pregunto por que nos habremos acostumbrado a matarlas a palos correteandolas por toda la casa.. siendo nosotros tan grandotes y ellos tan pequenitos??
ResponderEliminarOjala algún día, humanos, animales y entorno natural, podamos vivir en armonía... Suena hippy, cristiano o lo ke chuch... quieran... ¿Pero si no soñamos, cómo lograremos el cambio?
EliminarEl día q decidí no matar y condenar cualquier acto de violencia fue después de darle con una resortera a un ratón en el patio de mi casa, le di en el costado lanzo tremendos chillidos mientras se revolcaba de dolor y yo ahí frente a el mirando con el arma asesina en mis manos, la solté con un sentido de culpa q no imagine sentir jamas mire a mi hijo aun pequeño a un costado y sentí vergüenza, para aliviar mi carga emocional la vida nos dio una oportunidad a mi y al ratón el se fue corriendo y yo empece a decirle a mis hijos desde ese día q la violencia solo engendra violencia, a pesar de q hoy la cultura basura hace q muchos sean fans de combate y esto es guerra y no comprenden que por esas palabras mucha gente sufrió y sufre en el mundo.¿la naturaleza no enseña?
ResponderEliminar¡Mierrddd...!!! ke manera de aprender... Si, pz... Y qué bueno que podamos darnos a nosotros, como humanos, una nueva oportunidad... O una primera oportunidad para enmendar rumbos y dar el ejemplo a otros. Gracias por compartir eso, Marat. Un abrazo.
EliminarQue tal Relato.. me conmoviste.!! si al final todos tuviéramos un poco de sensibilidad... Alguna vez también me envolví en alguna historia con roedores, pero la vida es vida y solo hay una.!
ResponderEliminarSi, pz, tocayo.... A seguirle dando, nomas... Y a mejorar nuestros pasos, cada día.
EliminarMuchas veces se ha subestima la capacidad de sentir de los animales, como se ven en muchos casos hoy en día ni siquiera hay piedad por ellos, y ya sin poder usar el termino animales, se les trata como si fueran seres inanimados sin sentimiento alguno, pero la vida siempre se encarga de mostrarnos en algun momento que son seres que viven y sienten tan igual o mas que nosotros mismos, mi experiencia trabajando por ellos solo me ha enseñado que son seres a los que si les das amor recibirás mucho mas y que si les siembras el miedo cosecharas en el la costumbre de defenderse de algún modo, cosa que creo que es totalmente normal, su relato me gusto mucho Daniel, sobre todo me recordó muchas épocas de mi vida en la que criaba pequeñas aves caídas de su nido o cuando hacia gritar de susto a mi madre haciendo crecer ratitas que encontré abandonadas quizás porque ya alguien habría matado a su madre también, ojala y el mundo siga cambiando su perspectiva acerca de nuestros hermanos menores, un saludo maestro.
ResponderEliminarSi, pz, Luis Barahona.... Los animales son una de esas cumbres de la evolución universal. Por eso, en el otro post (sobre los perros) está la pregunta: ¿En qué momento el hombre dejó de evolucionar, para estancarse en la cosa insensible y cruel que es ahora?
EliminarMi mamá se hizo una super cazadora de ratas en sus buenos tiempo junto a una perrita entrenada para esos menesteres.
ResponderEliminarPero cuando se trataba de un pericotito lindo e inofensivo mi hermano, siempre se entrometía y antes que mi vieja lo matara, lo cogía y lo dejaba en la casa abandonada que teníamos al frente.
Que lindo eso que cuentas, Cafeinómana. Si, pz, acá en la casa ocurrió algo similar. Nos poníamos esos guantes de albañil, y agarrábamos a los pericotes y los soltábamos en el bosque, donde habían insectos y frutos caídos de los árboles... Bueno, cuando en el bosque de mi barrio aún había árboles.
EliminarY aún hay gente que cree que los animales no tienen sentimientos, cuando ellos en realidad son los de alma y corazón más puros...acaso el ratoncito odió a tu padre por poner la trampa? acaso buscó vengarse?..si así lo hiciesen los animales el humano habría durado en la tierra no más que un parpadeo...pero aquí estamos...y es bueno saber, como dices, que ya cada vez más gente toma conciencia hacia otras especies. :)
ResponderEliminar-Laurie Ramone-
Laurie Ramone, si, pz, la conciencia animal es todavía una nebulosa entre la sociedad humana... Pero que ya comienza a establecerse. Ojala. Gracias por escribir!!
EliminarMi experiencia con roedores, fue anecdótica, por decir lo menos. Trabajo con animales en un zoológico. Desde pequeño me gustaba ayudar a los animales, así que cuando conseguí empleo allí fui feliz. Sin embargo, un día, luego de limpiar la jaula de los jabalíes y los establos, comencé a sentir fiebre. Al inicio no me preocupó mucho, sin embargo la fiebre duró por casi 10 días, y al décimo día me puse amarillo. Asustado fui al hospital y pues me dijeron que podía tener Leptospirosis, me hospitalizaron, recibí tratamiento y finalmente acabé en la UCI por 3 días porque desarrollé una insuficiencia respiratoria aguda. Según los médicos tuve suerte porque solo el 20% sobrevive para contarla. Sigo trabajando en ese zoológico, porque en realidad disfruto ayudar a mis amigos animales. Sin embargo si veo una rata o un ratoncito, pues trataré de mantenerlo lejos, porque ya después de mi experiencia cercana a la muerte, descubrí que los roedores son los principales portadores de esta enfermedad. A pesar de todo me conmovió tu historia.
ResponderEliminarUauu, anónimo-que-trabaja-con-animales, ke tal historia... Si, pz... Hay amigas ke -a pesar de sus alergias gatunas- son parte del equipo de ayuda y protección para felinos, lo cual hace de su tarea, algo doblemente admirable... como tu chamba. Gracias!
EliminarF. yo soy de provincia veo que tienes un gran corazón desde infante.... en cambio yo de niño andaba con mi honda asesinando cualquier avecilla que se me presentaba.. me arrepiento mucho de eso... no se algún día dios me perdone por eso ..... ahora entiendo mucho sobre el valor sobre la vida animal!!!
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